La Arcilla o Barro, es una de las curas más poderosas que podemos encontrar en su forma natural, sus propiedades curativas se deben al poder regenerador, refrescante, desinflamante, descongestionante, purificante, cicatrizante, absorbente y calmante que posee la tierra.  En la arcilla o barro tenemos fusionados los dos agentes de la vida orgánica: La tierra y el agua; la unión de estos dos elementos hace prosperar todo lo que posee germen de vida. La arcilla restablece el equilibrio y despierta la actividad de las glándulas deficientes deteniendo la proliferación de los cultivos microbianos, entre otras propiedades.

Modo de Empleo: Para todo tipo de piel en especial aquellas secas, maltratadas, estresadas y expuestas a la contaminación del medio ambiente. Se recomienda su uso dos veces por semana. Aplicar con el rostro y cuello limpio. Mezclar 1 cucharada del polvo y añadir agua purificada hasta formar una pasta espesa, aplicar en el rostro y cuello y dejar actuar hasta que se haya secado por completo. Retirar lavando el rostro o con una toalla húmeda. Aplicar después una crema facial hidratante para complementar su función.